El poeta valenciano Vicente Gallego reflexiona sobre cómo "el brillo de las cosas, su belleza y plenitud, son inseparables de su fugacidad". Así que ahora que hemos comprendido que nuestro mundo banal se puede venir abajo sin que nos demos cuenta en un instante, nos viene bien pensar qué le pedimos a la vida.
Lo que al día le pido
Lo que al día le pido ya no es
que me cumpla los sueños, que
me entregue
los deseos cumplidos de otros
días,
porque al fin he aprendido que
los sueños
son igual que las alas de un
insecto
y al tocarlos el hombre se
deshacen;
y es que un sueño al cumplirse
es otra cosa
que no ayuda a volar.
Lo que al día le pido es ese
sueño
que al rozarlo se parta en
otros sueños
lo mismo que una bola de
mercurio,
y que brille muy lejos de mis
manos.
Lo que al día le pido empieza
a ser
más difícil incluso de
alcanzar
que los sueños cumplidos,
porque exige
la fe antigua en los sueños.
Lo que al día le pido es
solamente
un poco de esperanza, esa
forma modesta
de la felicidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario