domingo, 26 de abril de 2020

Gabriel Celaya
El poeta vasco Gabriel Celaya fue uno de los representantes más destacados de la poesía social. Su poesía buscó la claridad y denunció la realidad de la triste posguerra española. Sin embargo también compuso poemas de una ternura inmensa como éste que traemos esta semana y que es un homenaje a todas esas personas que se han dejado la vida en esta cruel pandemia que impide a la gente despedirse de sus seres queridos.


                         Despedida

Quizás, cuando me muera,
dirán: Era un poeta.
Y el mundo, siempre bello, brillará sin conciencia.

Quizás tú no recuerdes
quién fui, mas en ti suenen
los anónimos versos que un día puse en ciernes.

Quizás no quede nada
de mí, ni una palabra,
ni una de estas palabras que hoy sueño en el mañana.

Pero visto o no visto,
pero dicho o no dicho,
yo estaré en vuestra sombra, ¡oh hermosamente vivos!

Yo seguiré siguiendo,
yo seguiré muriendo,
seré, no sé bien cómo, parte del gran concierto.




domingo, 19 de abril de 2020

Día del Libro
El próximo jueves es el Día del Libro y, aunque lo celebremos confinados, sin ferias en las calles, sin actos en los centros, debemos recordarlo ahora que los libros se han vuelto un alimento indispensable para nuestras ansias de escapar de esta terrible situación. El jueves Joan Margarit, como Premio Cervantes de 2019, debería haber pronunciado su discurso en el paraninfo del Universidad de Alcalá de Henares. Un poema del autor catalán nos sirve para acompañarnos en esta semana.


   Lectura

Penetro en otras vidas.
Llevo días leyendo, pero ahora
alzo los ojos porque me doy cuenta
de que apenas sé nada de quien escribió el libro.
Me avergüenza no conocer
más que su lucidez. Toda supervivencia
es esta especie de conversación
silenciosa y sin tiempo. Es algo aterrador
y ocurre en el abismo de la mente,
un frío cielo azul en el que el amor es
la única forma de posteridad.



domingo, 12 de abril de 2020

T. S. Eliot
Hay un verso de T.S. Eliot que se escucha mucho estos días "Abril es el mes más cruel". Pertenece a La tierra baldía, uno de los libros claves en la poesía del siglo XX. La obra de Eliot (1888-1965) no es tanto una crítica al mundo contemporáneo alejado de la naturaleza como un lamento por la vida que se nos escapa. El poema es demasiado largo para un blog, pero hemos escogido otro que también reflexiona sobre la fugacidad de nuestra existencia. La traducción es de Jorge Luis Borges.


                El primer coro de la roca

Se cierne el águila en la cumbre del cielo,
el cazador y la jauría cumplen su círculo.
¡Oh revolución incesante de configuradas estrellas!
¡Oh perpetuo recurso de estaciones determinadas!
¡Oh mundo del estío y del otoño, de muerte y nacimiento!
El infinito ciclo de las ideas y de los actos,
infinita invención, experimento infinito,
trae conocimiento de la movilidad, pero no de la quietud;
conocimiento del habla, pero no del silencio;
conocimiento de las palabras e ignorancia de la palabra.
Todo nuestro conocimiento nos acerca a nuestra ignorancia,
toda nuestra ignorancia nos acerca a la muerte,
pero la cercanía de la muerte no nos acerca a Dios.
¿Dónde está la vida que hemos perdido en vivir?
¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido en conocimiento?
¿Dónde el conocimiento que hemos perdido en información?
Los ciclos celestiales en veinte siglos
nos apartan de Dios y nos aproximan al polvo.


 

domingo, 5 de abril de 2020

Antonio Carvajal
El poeta granadino Antonio Carvajal escribió una suite poética sobre las siete palabras de Cristo en la cruz para ser leída entre los adagios de Las siete palabras de Cristo de Haydn. Manuel de Falla había hecho una interpretación de la obra, así que para conmemorar el cincuentenario de la partida hacia Argentina de Falla, se celebró un concierto, donde se leyeron estos poemas. El poeta se inspira en los textos del Evangelio, pero ahonda en la soledad del ser humano ante la muerte. Son poemas muy adecuados para reflexionar en estos aciagos tiempos en los que vivimos.


Te digo de verdad que hoy estarás conmigo en el paraíso

Cuando cierres los ojos y se rompan tus huesos
y de ti no queden ni el nombre ni el aliento,


cuando arrojen tu cuerpo a la caliente fosa,
yo te estaré mirando, yo buscaré tu boca.


Yo seré por tu carne una llama lentísima
que dejará en la tierra ceniza de otra vida,


que elevará tu alma más allá de los astros,
porque tú me has hablado, porque me has consolado.


No te puedo decir cómo es el paraíso
donde estarás intacto, donde estarás conmigo,


pero cierra los ojos y sueña que la noche
viene como una madre común y nos acoge.