domingo, 28 de enero de 2018

Wislawa Szymborska
Esta semana se cumplirán seis años de la muerte de la poeta polaca (1923-2012). El Premio Nobel obtenido en 1996 nos descubrió a muchos lectores una poesía aparentemente fácil, pero de una profundidad emocional insospechada. Su vida transcurrió en Cracovia, donde se había afiliado al partido comunista tras la Segunda Guerra Mundial. Las duras condiciones de la posguerra y la desilusión con los gobernantes polacos la fueron distanciando del régimen comunista. Se dedicó posteriormente a colaborar en revistas literarias reseñando libros, casi siempre fuera del ámbito de la literatura oficial. Su poesía es una mezcla muy particular de ternura, inteligencia y humor ácido, como el que destila el poema que nos acompañará esta semana.

 
 
                                
                          Prospecto
 
               Soy un tranquilizante.
               Funciono en casa.
               Soy eficaz en la oficina,
               me siento en los exámenes.
               Comparezco ante los tribunales,
               pego cuidadosamente las tazas rotas:
               sólo tienes que tomarme, 
               disolverme bajo la lengua,
               tragarme,
               sólo tienes que beber un poco de agua.
               Sé qué hacer con la desgracia,
               cómo sobrellevar una mala noticia,
               disminuir la injusticia,
               iluminar la ausencia de Dios,
               escoger un sombrero de luto que quede bien con una cara.
               A qué esperas,
               confía en la piedad química.
               Eres todavía un hombre (una mujer) joven,
               deberías sentar la cabeza de algún modo.
               ¿Quién ha dicho 
               que la vida hay que vivirla arriesgadamente?
               Entrégame tu abismo,
               lo cubriré de sueño,
               me estarás agradecido (agradecida)
               por haber caído de pies.

               Véndeme tu alma.
               No habrá más comprador.

               Ya no hay otro demonio.

 
 
 

domingo, 21 de enero de 2018

Pablo García Baena
La semana pasada falleció el poeta cordobés a los 96 años. Curiosamente era el "autor del año" de la Junta de Andalucía. Había sido director del Centro Andaluz de las Letras. Perteneciente al grupo Cántico gozó de reconocimiento y aprecio como muestra el hecho de haber recibido los premios Príncipe de Asturias en 1984 y el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana en 2008. Su poesía se mueve entre su amor por el barroco y la devoción religiosa y la exaltación de los sentidos. Admirador de la poesía de Juan Ramón Jiménez y de los místicos, hemos elegido como homenaje un poema que bebe de las fuentes de San Juan de la Cruz.

            Noche oscura

                                                                                      San Juan de la Cruz

Porque es de noche y va cayendo el agua
nos abrazamos, solos, en el viejo
regazo del sofá en tanto suena
la voz de Nat King Cole, triste y cálida
rama de broncas ascuas crepitantes
en la garganta humana de los discos.
Aunque es de noche duerme en su litera
de angustia el senescal, ora dormido
el obispo yacente sobre el laude
y en su cama de ruedas duerme el ciego.
Dormido el mundo, tú y yo veíamos
solos sobre la tierra, porque es noche
y el agua vierte pura hondo sueño.
Un humo de durmientes nos acerca
las bocas... Calla tu corazón al miedo
aunque es de noche y está frío el planeta
con nosotros y el bosque de esa música
tupiendo yedras alrededor nuestro.
Llamas somos de un sueño largo y torpe
que los tendidos sueñan silenciosos
desde el catre postrero de la tierra.
Sólo es real el vaso rebosante
de mi sed, aunque el agua está manando
y es de noche para siempre, noche oscura.

sábado, 13 de enero de 2018

Ángel González
El día 12 se cumplieron diez años de la muerte de Ángel González. Para celebrar la obra del poeta ovetense se reunieron en Madrid poetas, músicos, amigos y discípulos. Mucho se ha dicho sobre el poeta y su obra en estos días. Uno de los homenajes más hermosos se lo ha hecho el poeta Joan Margarit que resume en dos versos la emoción que le provoca la lectura de la obra de su amigo: “Así es para mi tu poesía:/ un lugar limpio, bien iluminado”. Nuestro modesto homenaje es el poema en que el autor explica la génesis de su poesía.

Para que yo me llame Ángel González,
para que mi ser pese sobre el suelo,
fue necesario un ancho espacio
y un largo tiempo:
hombres de todo el mar y toda tierra,
fértiles vientres de mujer, y cuerpos
y más cuerpos, fundiéndose incesantes
en otro cuerpo nuevo.
Solsticios y equinoccios alumbraron
con su cambiante luz, su vario cielo,
el viaje milenario de mi carne
trepando por los siglos y los huesos.
De su pasaje lento y doloroso
de su huida hasta el fin, sobreviviendo
naufragios, aferrándose
al último suspiro de los muertos,
yo no soy más que el resultado, el fruto,
lo que queda, podrido, entre los restos;
esto que veis aquí,
tan sólo esto:
un escombro tenaz, que se resiste
a su ruina, que lucha contra el viento,
que avanza por caminos que no llevan
a ningún sitio. El éxito
de todos los fracasos. La enloquecida
fuerza del desaliento...

sábado, 6 de enero de 2018

Joseph Brodsky
Para empezar el año disfrutaremos con  un hermoso poema del poeta ruso Joseph Brodsky (San Petersburgo, 1940-Nueva York, 1996). El poeta vivió en el exilio más de veinte años después de ser condenado en su país a trabajos forzados por "parasitismo social". Recibió el Premio Nobel de Literatura en 1987 gracias al cual la difusión de su obra se amplió. Obtuvo la nacionalidad estadounidense y escribió tanto en ruso como en inglés. Su poesía se mueve en una pluralidad de registros: la religiosidad, la amargura del destierro, una visión implacable del desorden del mundo, la elegía y la sátira. El poema de esta semana reflexiona  con melancolía sobre el paso del tiempo y celebra lo más importante que tenemos: la vida.

1 DE ENERO DE 1965

Los Reyes Magos olvidarán tu nombre.
Sobre tu cabeza no brillará ninguna estrella.
Sólo persistirá un fatigoso sonido,
el ronco rumor del temporal.
Se proyectarán las sombras desde tus ojos cansados
al morir la solitaria vela junto a tu cama,
pues aquí el calendario sigue criando noches
hasta agotar las reservas de velas.

¿Qué provoca esta melancolía?
Una larga melodía familiar.
Vuelve a sonar. Pues adelante.
Que suene desde esta noche.
Que suene en la hora de mi muerte,
como agradecimiento de los ojos y los labios
por aquello que a veces nos empuja a alzar
la mirada a lo profundo del cielo.

Contemplas en silencio la pared.
Tu calcetín mira boquiabierto: no guarda ningún regalo.
Es evidente que eres ya demasiado viejo
para confiar en el bueno de San Nicolás;
que es ya tarde para milagros.
Pero de repente, al levantar los ojos
hacia la luz del cielo, te das cuenta:
tu vida es un puro regalo.