domingo, 15 de diciembre de 2019

LLega la Navidad
Ahora que ya están a la vista las vacaciones de Navidad volvemos a las tradiciones y despediremos el trimestre con un villancico. En esta ocasión es del poeta granadino Luis Rosales (1910-1992).  Se trata de un poema propio de este tiempo, sencillo y clásico. ¡Buenas vacaciones para todos y seguimos el año próximo!

             VILLANCICO DE LAS ESTRELLAS ALTAS

La Virgen María

 se siente cansada;

 San José la acuesta,

 la Virgen descansa.

 

La techumbre, rota;

 las estrellas, altas;

 leguas; muchas leguas

 tiene caminadas.

 

El Niño ha nacido

 como nace el alba:

 la boca con risa,

 los ojos con lágrimas.

 

En el aire, nieve;

 en la nieve, alas,

 y el viento que bate

 puertas y ventanas.

 

La Virgen no tiene

 rebozo ni mantas;

 San José la mira;

 se queda mirándola.

 

La nieve que cae,

 pues del cielo baja,

 va formando techo

 para cobijarla.

 

La Virgen María

 se siente cansada;

 cuando mira al Niño,

 la Virgen descansa.  
 

 

 

lunes, 9 de diciembre de 2019

Alejandro Simón Partal
El joven poeta Alejandro Simón Partal (Estepona, 1983) ha dirigido todos los martes del mes de noviembre en Marbella las veladas en las que la música y la poesía se han unido para ofrecernos cada tarde un espectáculo único. Como agradecimiento al poeta escogemos uno de sus melancólicos poemas para esta semana.

           Lo justo solo

Pido a los días que abandonen

su agudeza sensitiva

y vuelvan a su ruda labor de días.

A dirigir desde lo cierto:

un sol que asciende

y un sol que desaparece;

una nieve blanca

y un agua cristalina después.

A materializar lo que desemboca.

A permanecer desde la equivalencia:

al baldeo nocturno de la memoria,

al entierro muy íntimo de lo irrecuperable.

Eso les pido,

que vuelvan a su labor de puentes

y a su labor de rejas,

de tiempo raro para esta época,

de pulmones negros

y pulmones verdes.

Les pido la liviandad

de un fragmento muy repetido:

una jornada que acaba;

otra que empieza y cubre lo justo,

lo justo solo.

domingo, 1 de diciembre de 2019

Robert Frost
El poeta estadounidense Robert Frost (1874-1963) es uno de los pilares básicos de la poesía norteamericana. Sus poemas reflejan en la naturaleza las emociones de las personas que la habitan, por lo que nos parece muy adecuado para esta semana en la que el cambio climático será un tema de especial importancia en el mundo. El tono apocalíptico del poema Fire and ice  ha sido objeto de varias interpretaciones, pero no deja de ser un hermoso poema para reflexionar sobre el fin de la humanidad.
 
          Fire and ice

Some say the world will end in fire,
Some say in ice.
From what I've tasted of desire
I hold with those who favor fire.
But if it had to perish twice,
I think I know enough of hate
To say that for destruction ice
Is also great
And would suffice.

 

 

          Fuego y hielo

Dicen del mundo algunos
que ha de perecer en fuego,
otros, que en hielo.
Con el deseo fresco
en la boca,
apoyo fuego.
Más si el fin ha de llegar
más de una vez,
al odio lo conozco bien,
y sé que para la desolación
el hielo es eficaz
y no haría falta
nada más.
 
 

 

 

 

 

 

 

 

domingo, 24 de noviembre de 2019

Contra la violencia de género
También nosotros queremos sumarnos a los actos que se celebran estos días en torno al 25 de noviembre con un poema de la escritora panameña Bertalicia Peralta (Ciudad de Panamá, 1939). Periodista, docente y divulgadora cultural de reconocida trayectoria, su poesía se centra en los temas sociales y políticos. En este poema reivindica la nueva vida que puede construir alguien que consigue escapar del maltrato.

    La única mujer

 

La única mujer que puede ser

Es la que sabe que el sol para su vida

empieza ahora.

La que no derrama lágrimas sino dardos para

sembrar la alambrada de su territorio.

La que no comete ruegos…

La que opina y levanta su cabeza y agita su cuerpo

Y es tierna sin vergüenza y dura sin odios.

La que desaprende el alfabeto de la sumisión

Y camina erguida.

La que no le teme a la soledad porque siempre

Ha estado sola.

La que deja pasar los alaridos grotescos de la violencia

y la ejecuta con gracia.

La que se libera en el amor pleno…

La que ama… la única mujer que puede ser

La única… Es la que dolorida decide por

sí misma salir de su prehistoria.
 
 

 

 

domingo, 17 de noviembre de 2019

Joan Margarit
El Premio Cervantes de 2019 ha sido para un poeta que reivindica la escritura en su propia lengua y no abandona el español al mismo tiempo, ya que traduce sus propios poemas. Joan Margarit (Sanaüja, Lleida, 1938) es uno de los poetas más importantes de nuestro tiempo, dueño de una voz propia y símbolo del entendimiento posible entre las dos culturas, catalana y española. Escribe con realismo de aquellos sentimientos que experimenta: la pérdida, el duelo, la vejez, la poesía como refugio ante la incertidumbre. Nuestro poema de la semana de su libro No era lluny ni difícil es un homenaje a un gran poeta. La ilustración que lo acompaña es del diario El español.

NO ERA LLUNY NI DIFÍCIL

Ha arribat aquest temps
que la vida perduda no fa mal,
que la luxúria és un llum inútil
i l’enveja s’oblida. És un temps
de pèrdues prudents i necessàries,
no és un temps d’arribar, sinó d’anar-se’n.
És ara quan l’amor
coincideix a la fi amb la intel·ligència.
No era lluny ni difícil.
És un temps que només em deixa l’horitzó
com a mesura de la soledat.
El temps de la tristesa protectora.

 

 

 

NO ESTABA LEJOS, NO ERA DIFÍCIL

Ha llegado este tiempo
cuando ya no hace daño la vida que se pierde,
cuando ya la lujuria es tan sólo
una lámpara inútil, y la envidia se olvida.
Es un tiempo de pérdidas prudentes, necesarias,
y no es un tiempo de llegar
sino de irse. El amor, ahora,
por fin coincide con la inteligencia.
No estaba lejos,
no era difícil. Es un tiempo
que no me deja más que el horizonte
como medida de la soledad.
Un tiempo de tristeza protectora.
 
 

 

domingo, 10 de noviembre de 2019

Yannis Ritsos
La tradición clásica nos ayuda a rememorar a los poetas antiguos, pero también a cuestionar los mitos. Eso es lo que hace en nuestro poema de la semana el poeta griego Yannis Ritsos (1909-1990). Poeta, ensayista y político perteneció a la generación de poetas de 1930 al igual que Seferis o Elytis, similar a nuestra generación del 27. Quiero agradecer a Javier Sánchez su labor en su blog (https://paulatinygriego.wordpress.com/) que nos descubre joyas como esta que nos ayudan a entender mejor a los clásicos.

                          Η απόγνωση της Πηνελόπης

Δεν ήτανε πως δεν τον γνώρισε στο φως της παραστιάς· δεν ήταν
τα κουρέλια του επαίτη, η μεταμφίεση, — όχι· καθαρά σημάδια:
η ουλή στο γόνατό του, η ρώμη, η πονηριά στο μάτι. Τρομαγμένη,
ακουμπώντας τη ράχη της στον τοίχο, μια δικαιολογία ζητούσε,
μια προθεσμία ακόμη λίγου χρόνου, να μην απαντήσει,
να μην προδοθεί. Γι’ αυτόν, λοιπόν, είχε ξοδέψει είκοσι χρόνια,
είκοσι χρόνια αναμονής και ονείρων, για τούτον τον άθλιο,
τον αιματόβρεχτο ασπρογένη; Ρίχτηκε άφωνη σε μια καρέκλα,
κοίταξε αργά τους σκοτωμένους μνηστήρες στο πάτωμα, σα να κοιτούσε
νεκρές τις ίδιες της επιθυμίες. Και: «καλωσόρισες», του είπε,
ακούγοντας ξένη, μακρινή, τη φωνή της. Στη γωνιά, ο αργαλειός της
γέμιζε το ταβάνι με καγκελωτές σκιές· κι όσα πουλιά είχε υφάνει
με κόκκινες λαμπρές κλωστές σε πράσινα φυλλώματα, αίφνης,
τούτη τη νύχτα της επιστροφής, γύρισαν στο σταχτί και μαύρο
χαμοπετώντας στον επίπεδο ουρανό της τελευταίας καρτερίας

 

                           La desesperación de Penélope

No era que no le hubiera conocido a la luz del hogar, no eran
los andrajos de pordiosero, el disfraz, -no, había señales claras:
la cicatriz en la rodilla, el vigor, la mirada astuta-. Asustada,
apoyando la espalda en la pared, buscaba una justificación,
un pequeño plazo de tiempo, para no contestar,
no traicionarse. ¿O sea, que para ése había gastado veinte años,
veinte años de espera y de sueños, para ese desgraciado,
el barbicano empapado en sangre? Se arrojó sin voz en una silla,
miró despacio a los pretendientes muertos en el suelo, como si viera
muertos sus propios deseos. Y “bienvenido” dijo,
notando extraña, lejana, su propia voz. En el rincón del telar
llenaba el techo con un enrejado de sombras; y cuantos pájaros había tejido
con hilos rojos y luminosos sobre follajes verdes de repente,
aquella noche del regreso se tornaron gris ceniza y negros,
volando bajo en el cielo plano de su aguante último.
                                                      Traducción de Román Bermejo
 
 
 
 

domingo, 3 de noviembre de 2019

Pilar Pallarés
La semana pasada recibió el Premio Nacional de Poesía 2019 la poeta gallega Pilar Pallarés. Nacida en Culleredo en 1957 ejerce como profesora de literatura gallega. La obra premiada, Tempo fósil, nace de los sentimientos que le provocó la destrucción de la casa de su familia para ampliar el aeropuerto de A Coruña. Nuestro poema de la semana sirve de homenaje a una poeta que en una de las múltiples entrevistas concedidas estos días destaca su admiración por la energía de los adolescentes para emprender los cambios que necesita la sociedad.

            Hay una ciudad que me espera en el sur

Hay una ciudad que me espera en el sur
y es extraño que no tenga tu nombre grabado en las paredes


(necesito emborracharme
cerrar todas las ventanas que dan a esta tarde
necesito saber la cantidad exacta de desesperación que anida en
esta hora)


en el sur sé que hay una ciudad que me espera
es extraño nunca he vivido allí la tristeza de noviembre
no sé cómo será el rumor de los magnolios golpeados por la lluvia
cuando noviembre invada las avenidas
y sobrevivan las cúpulas solitarias sencillamente solas
bajo un cielo de invierno sin pájaros


no sé qué vibración de muerte se esparcerá sobre el río

en el sur

no sé si tus pasos sonaron alguna vez en las losas de la ciudad
(es extraño que no tenga tu nombre grabado en las paredes)
tendré que enseñar a sus habitantes
el perfil asombrado de tu rostro
tendré que asesinar sus tardes de tranvías y río
con la furia que he aprendido de tu mirada


pero en el sur

qué extraño será atravesar parques y plazas
masticar el viento enervado de noviembre
descender a los muelles
sabiendo que siempre hay una ciudad que me espera
y que no tiene tu nombre grabado en las paredes.


 

lunes, 28 de octubre de 2019

Adam Zagajewski
Esta semana que terminará con la festividad de Todos los santos queremos recordar a todos aquellos que nos dejaron con este delicado poema del poeta polaco Adam Zagajewski. En memoria de dos de sus amigos desaparecidos les hace un sentido homenaje desde la alegría de haber disfrutado de su compañía y la tristeza que evoca su pérdida: vivir es perder.

Una mañana en Vicenza

                                        (En memoria de Josif Brodski y Krzysztof Kieslowski)

El sol era tan tierno, tan delicado,
que hasta temíamos por él; un ademán incauto
podía rayarlo, incluso un grito -si alguien hubiera
querido gritar- lo habría puesto en peligro; tan sólo a las veloces golondrinas
de alas duras, como de hierro fundido,
se les permitía silbar en alta voz, porque vivieron
     su infancia
breve, en la inquietud de sus nidos de barro,
junto a sus hermanos, pequeños planetas locos,
negros como bayas silvestres.

En un pequeño café un mozo soñoliento -bajo sus ojos
las últimas sombras de la noche acumuladas- buscaba calderilla
en su bolsillo sin fondo, y el café olía a solemnidad
de tinta de impresión, a dulzura y a Arabia. El azul del cielo prometía
una larga tarde, un infinito día.
Te estaba mirando como si te viera por primera vez.
Y hasta las columnas de Palladio tenían aspecto
de recién nacidas, de recién surgidas de las olas del alba
como Venus, tu compañera mayor.

Empezar de nuevo, contar las pérdidas, contar a los caídos,
empezar el nuevo día, aunque ya no estéis, tú,
a quien dos veces enterramos y lloramos dos veces,
-viviste una vida dos veces más intensa que otros, en dos continentes,
dos idiomas, en la realidad y en la imaginación- y tú, de cara afilada
y una mirada que hacía crecer los objetos y los corazones
     (siempre demasiado pequeños).
No estáis, y por eso llevaremos a partir de ahora una doble vida,
en la luz y en la sombra a la vez, en el sol estridente del día,
en la frescura de los pasillos de piedra, en el duelo, en la alegría.

 

                                                        Versión de Elzbieta Bortkiewicz

lunes, 21 de octubre de 2019

Siri Hustvedt
Cuando recibió el pasado viernes el Premio Princesa de Asturias de las Letras 2019, Siri Hustvedt pronunció un maravilloso discurso en el que aboga por un aprendizaje continuo en el que las preguntas sean la guía y no se excluyan las distintas disciplinas unas a otras. También tuvo un marcado carácter feminista, animando a las niñas a ser partícipes de ese espíritu de superación de los límites marcados.
Aunque su obra poética es escasa, solo el libro de poemas en prosa Reading for you, queremos rendirle con nuestro poema de la semana un merecido homenaje.


En el cielo la princesa llora sobre el cuerpo del príncipe ciego. Caen dos lágrimas dentro de sus ojos y él puede ver. El rescate. Las lágrimas. Cuéntamelo otra vez. El pelo que cae de la torre. Dejo descansar el libro sobre tu pecho, en la cama. Siempre te leeré. Te lo prometo. Te leeré cuentos siempre, a medida que pasen los años. No te lo dije. Era lo que quería decir. Recuerdo fragmentos de historias de este libro de mi niñez, el resto está vacío. Los cisnes que se van volando. La hermana que cose flores en las camisas. El hermano menor con un ala, un ala de cisne blanco que sobresale por la camisa inacabada, las plumas tiernas, el flojel, la esposa malvada por siempre encerrada para que nadie pueda ver su cara nunca, entonces, ahora, al pasar el tiempo, junta y separada, joven y madura, enferma y matándose con la bebida en casa. Él guarda silencio. Ahora recuerdo lo que había olvidado. He olvidado pero cómo es posible que recuerde que olvido. Los entierros son casi siempre afuera, ponen a los muertos lejos de nosotros, fuera de la casa. Son omisiones, espacios en blanco en el paisaje, señalados e inscritos y llevados dentro como si estuvieran vivos. En el vacío, en el día vacío, hay cosas que se van y que vuelven sólo cuando podemos soportar el recuerdo. La cruz del santuario está vacía sobre el mantel violeta de la Cuaresma, la historia después de la muerte, después de morir, después de morir en la muerte, los que se mueren y los muertos, muertos, muertos.
 
 

 

 

 

 

 

domingo, 13 de octubre de 2019

Aurora Luque
En la XXXII edición del Premio Loewe de poesía ha sido premiada la poeta Aurora Luque a la que me une una amistad de muchos años, desde que compartíamos aula en la Facultad de Filosofía y Letras de Granada. Me alegra infinitamente que su obra, que ya ha recibido numerosos galardones, se vea recompensada con uno de los premios más importantes de la poesía española. Su poesía nace de la tradición clásica, pero también la actualiza e incorpora elementos contemporáneos. Como destacó Juan Antonio González Iglesias en la presentación del premio en su obra hay "un aliento humanista" que trata de " la condición de la mujer y por ello de la condición humana, de todos nosotros. Figuras de mujer que arrancan en la antigüedad grecorromana y llegan hasta la cultura urbana, la posmoderna, la pop".
Nuestro poema de la semana perteneciente al libro premiado, Gavieras,  que publicará la editorial Visor fue leído por la autora en la presentación del premio. Nuestra más sincera enhorabuena.



        HABLO A SAFO

Ven en mi ayuda, Safo,
¿me traes unas alas? Dos juegos:
Unas para mi espalda
-¿Se clavan? ¿Me harán daño?-
y unas leves de abeja
para cada palabra.
Trae miel de la tuya, de la amarga.
Esas cosas antiguas
-miel, sandalias, frescor,
las alfombras marinas de la luna
que esconden a la muerte deseante,
aletazos violentos que ponen a saltar,
como pez en la arena, al corazón,
una ambición de voluptuosidades.
Paladear recuerdos
o lamer una piel que ha regresado
de gozar la negrura de las olas,
miel recién fabricada,
hierbas para acostarse a mediodía,
rosas sin hibridar.
No nos son tan ajenos tus objetos.
Sólo hay que detenerse.
Pedírtelos.
Apartar tanto ruido.
Pues nos falta muy poco
para estar muertas.
Tráeme, Safo, alas,
alas, alas, frescor,
silencio, brazos,
alas.

domingo, 6 de octubre de 2019


Rafael Juárez, in memoriam

Me llega por boca de una amiga la triste noticia de la muerte del poeta Rafael Juárez a finales de septiembre. Y vuelven a mi memoria aquellos primeros ochenta en los que una estudiante de clásicas encontraba siempre en la librería Al-Ándalus, que él había fundado junto con Pepe Martín Vayas, todos los libros que necesitaba y algunos más. Además de librero fue editor y director de la Fundación Francisco Ayala. Pero sobre todo fue un hombre discreto que renunció a honores que tenía más que merecidos y amigo de sus amigos. Uno de ellos, Andrés Soria, recordaba ayer en los obituarios de El país la singularidad de sus recitales de poesía, de memoria,  con toda la intensidad que poseen aquellos que tienen aura.

De su libro La herida reproducimos aquí como humilde homenaje  uno de sus sonetos de corte clásico.
 

Abrir los ojos para ver la nada.

Cerrar la mano para asir vacío.

Buscar un cuerpo y alcanzar un río.

Encender luces en la madrugada.

 

Olvidar una historia no iniciada.

Recordar el color del extravío.

Idear un deseo puro y frío.

Soñar otra mañana, otra mirada.

 

Hablar con quien nos oye si callamos.

Abrir los ojos para vernos mudos.

Sentir la ausencia que nos deja vivos.

 

Andar, aunque es de noche, y no sepamos.

Vestirnos con la luz de los desnudos.

Vivir eternamente fugitivos.
 

 

 

domingo, 29 de septiembre de 2019

José Hierro
La semana pasada se concedió el Premio Nacional al Fomento de la Lectura de 2019 y resultó galardonada junto  con Radio Nacional de España  la Asociación Entrelibros de Granada, que realiza desde hace años una maravillosa labor difundiendo la pasión por los libros y la lectura en ámbitos en los que no es habitual encontrar esa oportunidad. Alma mater de esa asociación son dos amigos, Andrea Villarrubia y Juan Mata, que han dedicado su vida a dar a conocer el poder de las palabras para cambiar el mundo. Queremos homenajearlos a ellos y al trabajo de los voluntarios que se empeñan cada semana en llevar los libros a lugares como la cárcel o los hospitales con las palabras de un autor al que gracias a ellos conocí personalmente y nos unió más aún en una experiencia inolvidable. ¡Enhorabuena, amigos!

                                     Respuesta

Quisiera que tú me entendieras a mí sin palabras.
Sin palabras hablarte, lo mismo que se habla mi gente.
Que tú me entendieras a mí sin palabras
como entiendo yo al mar o a la brisa enredada en un álamo verde.

Me preguntas, amigo, y no sé qué respuesta he de darte,
hace ya mucho tiempo aprendí hondas razones que tú  no comprendes.
Revelarlas quisiera, poniendo en mis ojos el sol invisible,
la pasión con que dora la tierra sus frutos calientes.

Me preguntas, amigo, y no sé qué respuesta he de darte.
Siento arder una loca alegría en la luz que me envuelve.
Yo quisiera que tú la sintieras también inundándote el alma,
yo quisiera que a ti, en lo más hondo, también te quemase y te hiriese.
Criatura también de alegría quisiera que fueras,
criatura que llega por fin a vencer la tristeza y la muerte.

Si ahora yo te dijera que había que andar por ciudades perdidas
y llorar en sus calles oscuras sintiéndote débil,
y cantar bajo un árbol de estío tus sueños oscuros,
y sentirte hecho de aire y de nube y de hierba muy verde...

Si ahora yo te dijera
que es tu vida esa roca en que rompe la ola,
la flor misma que vibra y se llena de azul bajo el claro nordeste,
aquel hombre que va por el campo nocturno llevando una antorcha,
aquel niño que azota la mar con su mano inocente...

Si yo te dijera estas cosas, amigo,
¿qué fuego pondría en mi boca, qué hierro candente,
qué olores, colores, sabores, contactos, sonidos?
Y ¿cómo saber si me entiendes?
¿Cómo entrar en tu alma rompiendo sus hielos?
¿Cómo hacerte sentir para siempre vencida la muerte?
¿Cómo ahondar en tu invierno, llevar a tu noche la luna,
poner en tu oscura tristeza la lumbre celeste?

Sin palabras, amigo; tenía que ser sin palabras como tú me entendieses

 

 

 

domingo, 22 de septiembre de 2019

Francisco Brines
El poeta valenciano Francisco Brines, perteneciente a la generación de los cincuenta, es uno de los clásicos vivos de la poesía en español. Su obra poética ha recibido casi todos los galardones posibles y el reconocimiento de lectores y críticos. El poema de esta semana es un ejemplo de su poesía melancólica y elegíaca, en la que el paso del tiempo tiene un papel fundamental. En el cambio de estación de esta semana nos hace reflexionar sobre el otoño de nuestras vidas que nos conduce hacia el final en medio de una naturaleza esplendorosa en su belleza cambiante.


                       Otoño inglés

No para ver la luz que baja de los cielos,
incierta en estos campos,
sino por ver la luz que, del oscuro centro de la tierra,
a las hojas asciende y las abrasa.
Yo no he salido a ver la luz del cielo
sino la luz que nace de los árboles.
Hoy lo que ven mis ojos
no es un color que a cada instante muda su belleza,
y ahora es antorcha de oro,
voraz incendio, humareda de cobre,
ola apacible de ceniza.
Hoy lo que ven mis ojos
es el profundo cambio de la vida en la muerte.

Este esplendor tranquilo
es el acabamiento digno de una perfecta creación
más si se advierte,
la consunción penosa de los hombres
tan sólo semejantes en su honda soledad,
mas con dolor y sin belleza.

El hombre bien quisiera que su muerte
no careciese de alguna certidumbre,
y así reflejaría en su sonrisa,
como esta tarde el campo,
una tranquila espera.

domingo, 15 de septiembre de 2019

Bienvenidos al nuevo curso
Iniciamos una nueva temporada de este blog junto con el curso escolar y lo hacemos como siempre con Jaime Gil de Biedma. El poeta nos propone un viaje a nuestros sentimientos a través del recuerdo de una estancia en Atenas. Que los recuerdos de nuestros viajes personales animen este curso lleno de sorpresas que descubrir y compartir.

     La calle Pandrossou

Bienamadas imágenes de Atenas.

En el barrio de Plaka,
junto a Monastiraki,
una calle vulgar con muchas tiendas.

Si alguno que me quiere
alguna vez va a Grecia
y pasa por allí, sobre todo en verano,
que me encomiende a ella.

Era un lunes de agosto
después de un año atroz, recién llegado.
Me acuerdo que de pronto amé la vida,
porque la calle olía
a cocina y a cuero de zapatos.
 
 

domingo, 16 de junio de 2019

Fin de temporada
La próxima semana será la última completa de clases y este blog cierra por vacaciones como ya es tradición con Jaime Gil de Biedma. El poeta nos propone en el poema un modo de vida para enfrentarnos a los avatares de nuestra vida. No estaría de más que ese fuera nuestro propósito para este verano que ahora comienza. ¡Feliz verano a todos!

               Resolución

 

Resolución de ser feliz

por encima de todo, contra todos

y contra mí, de nuevo

-por encima de todo, ser feliz-

vuelvo a tomar esa resolución.

 

 Pero más que el propósito de enmienda

 dura el dolor del corazón.

domingo, 9 de junio de 2019

Jaime Siles
Ahora que se acercan las vacaciones de verano es el momento adecuado para adentrarnos en la lectura de los clásicos. Esa lectura ha acompañado la vida del poeta y profesor Jaime Siles (Valencia, 1951). Su trayectoria profesional e intelectual ha estado ligada a la filología clásica (actualmente es el presidente de la Sociedad Española de Estudios Clásicos), que también impregna muchos de sus poemas. Es ese el espíritu de nuestro poema de la semana, donde el poeta, que descubrió muy joven la belleza inmortal de la Ilíada, reflexiona sobre nuestra propia caducidad frente a la imperecedera gloria de los versos de Homero.
 
                         LA CUESTION HOMÉRICA: A VUELTAS CON LA ILÍADA

                                 A Don Martín S. Ruipérez,  in memoriam 

Delante de mis ojos veo a Aquiles combatiendo.
Mirmídones y dólopes no se quedan atrás:
avanzan con su armamento hoplítico, mientras
Héctor y los troyanos cierran filas en frente
y las flechas de ambos se cruzan en el aire
como enjambres de abejas
y las lanzas de bronce brillan bajo el intenso sol.
Tengo dieciséis años y leo en griego
los versos de la Ilíada que ignoro entonces
cuánto y de cuántas formas me van a acompañar.
Cóncavas naves navegan por mi mente.
Catálogos de armas y guerreros también.
Se me va haciendo familiar su estilo:
tanto el de ellos como el de las palabras
que cada hexámetro, bajo la luz del flexo,
extiende sobre mí. Quiero que los aqueos
venzan y los troyanos pierdan , o al revés.
Me gustan los parlamentos de los dioses.
Admiro la belleza de Helena, que imagino,
los recursos de Ulises, la humanidad de Héctor,
los consejos de Hipóloco a Glauco y cómo
las generaciones de los hombres
– como las de las hojas – están destinadas a caer.
Todo está dicho – muy bien dicho- allí.
Cada composición tiene estructura,
cada ser humano es un relato, cada héroe
es una canción. Leo cómo los dos ejércitos
se mueven, cómo va sucediendo todo
lo que en la caída de Troya sucedió.
Tengo sesenta y cinco años y leo a Homero
en griego y ya no soy aquel ni el mismo
muchacho que hace cincuenta años lo leyó.
El texto no ha cambiado y sigue siendo el mismo.
Delante de mis ojos Aquiles sigue
combatiendo. Los mirmídones y los dólopes
no se quedan atrás : avanzan con su armamento
hoplítico, mientras frente a ellos cierran filas
Héctor y los troyanos y las flechas de ambos
se cruzan en el aire como enjambres de abejas
y las lanzas de bronce brillan bajo el intenso sol.
La familia de Príamo contempla cómo se desarrollan
los combates y las cóncavas naves varadas en la playa
y las tiendas del campamento aqueo y a Menelao
y Agamenón. Soy yo, y no ellos, el que cambia.
Soy yo el que, al no formar parte de la Ilíada,
está de antemano condenado a morir. Navego
por la página como el sol por sus rutas
y voy viendo cadáveres cerca o en torno a mí
y no son de troyanos ni de aqueos ni de dólopes :
son de padres , familiares y amigos . Nada
muere en el verso: el ritmo del hexámetro
con su ámbar protege el tiempo que no acaba
nunca de suceder, pero el nuestro termina.
 
 

domingo, 2 de junio de 2019

Kathleen Raine
La semana próxima  se celebra el Día Mundial del Medioambiente, así que que para contribuir a la efeméride hemos recurrido a una poeta que amó la naturaleza por encima de todo. Kathleen Raine (Londres, 1908-Londres, 2003) estudió ciencias naturales en Cambridge y participó del ambiente literario de la universidad. Su obra queda lejos de las corrientes poéticas del siglo XX para centrarse en la búsqueda de la esencia universal del ser humano que ella identifica con el mundo natural. Con palabras sencillas y directas su poesía busca la vuelta al edén en el que haya una comunicación fluida entre la vida interior y la exterior. La traducción la ha realizado Adolfo Gómez Tomé.

I HAD MEANT TO WRITE...

I had meant to write a different poem,
But, pausing for a moment in my unweeded garden,
Noticed, all at once, paradise descending in the morning sun
Filtered through leaves,
Enlightening the meagre London ground, touching with green
Transparency the cells of life.
The blackbird hopped down, robin and sparrow came,
And the thrush, whose nest is hidden
Somewhere, it must be, among invading buildings
Whose walls close in,
But for the garden birds inexhaustible living waters
Fill a stone basin from a garden hose.

I think, it will soon be time
To return to the house, to the day’s occupation,
But here, time neither comes nor goes.
The birds do not hurry away, their day
Neither begins nor ends.
Why can I not stay? Why leave
Here, where it is always,
And time leads only away
From this hidden ever-present simple place.




 
                                   HABRÍA ESCRITO…
Habría escrito un poema diferente,
pero, al detenerme un momento en mi jardín sin desbrozar,
sentí, súbitamente, el paraíso descendiendo en el sol de la mañana
filtrado entre las hojas,
iluminando el suelo exiguo de Londres, tocando con verde
transparencia las células de la vida.
El mirlo bajó de un brinco, vinieron el gorrión y el petirrojo,
y el tordo, cuyo nido, a buen seguro, está oculto
en algún sitio, entre edificios invasores
de muros que asedian,
mas para los pájaros de ciudad inagotables aguas vivas
colman una taza de piedra desde un caño de jardín.
Me digo que pronto será hora
de volver a la casa, al quehacer diario,
pero aquí el tiempo ni viene ni se va.
No se apresuran los pájaros, su día
ni comienza ni termina.
¿Qué me impide quedarme? Por qué dejar
este estado, donde siempre se es,
y sólo el tiempo nos desprende
de este sencillo lugar oculto, siempre presente.
 



domingo, 26 de mayo de 2019

Walt Whitman
Esta semana se cumplirá el bicentenario del nacimiento del poeta norteamericano que más ha influido en las generaciones posteriores. Es un buen momento para recordarlo y para aprovechar la energía y la libertad de sus versos para despedir a una nueva generación de alumnos que acaban el bachillerato esta semana también. El poema, inspirado en el Carpe diem horaciano, es una oda a cómo deberían vivir la vida los jóvenes y también los adultos, a los que a veces se nos olvida que no hay nada más importante.

       Do not let the day end without having grown a bit, without being happy,

without having risen your dreams.

Do not let overcome by disappointment.

Do not let anyone you remove the right to express yourself,

which is almost a duty.

Do not forsake the yearning to make your life something special.

Be sure to believe that words and poetry it can change the world.

Whatever happens, our essence is intact.

We are beings full of passion. Life is desert and oasis.

We breakdowns, hurts us, teaches us, makes us protagonists of our own history.

 

Although the wind blow against the powerful work continues:

You can make a stanza. Never stop dreaming, because in a dream, man is free. 

Do not fall into the worst mistakes: the silence.

Most live in a dreadful silence. Do not resign escape.

"Issued by my screams roofs of this world," says the poet.

 

Rate the beauty of the simple things.

You can make beautiful poetry on little things, but we can not row against ourselves. That transforms life into hell.

 

Enjoy the panic that leads you have life ahead. Live intensely, without mediocrity.

Think that you are the future and facing the task with pride and without fear.

Learn from those who can teach you. The experiences of those who preceded us in our "dead poets", help you walk through life.

Today's society is us "poets alive." Do not let life pass you live without that.
 
 

No dejes que termine el día sin haber crecido un poco, 

sin haber sido feliz, sin haber alimentado tus sueños.

No te dejes vencer por el desaliento. 

 

No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte, que es casi un deber. 


No abandones tus ansias de hacer de tu vida algo extraordinario. 

No dejes de creer que las palabras y la poesía sí pueden cambiar al mundo. 

Porque, pase lo que pase, nuestra esencia está intacta. 

Somos seres humanos llenos de pasión. 

La vida es desierto y es oasis; nos derriba, nos lastima, nos enseña, nos convierte en protagonistas de nuestra propia historia. 

Aunque el viento sopla en contra, la poderosa obra continúa. Tú puedes aportar una estrofa. 

No dejes nunca de soñar, porque sólo en sueños puede ser libre el hombre. 

No caigas en el peor de los errores, el silencio. La mayoría vive en un silencio espantoso. 

No te resignes. Huye. 


"¿Emito mi alarido por los techos de este mundo?" dice el poeta. 

Valora la belleza de las cosas simples, se puede hacer poesía bella sobre las pequeñas cosas. 

No traiciones tus creencias. Todos necesitamos aceptación, pero no podemos remar en contra de nosotros mismos. Eso transforma la vida en un infierno. 

Disfruta el pánico que provoca tener la vida por delante. Vívela intensamente, sin mediocridades. 

Piensa que en ti está el futuro, y encara la tarea con orgullo y sin miedo. 

Aprende de quienes pueden enseñarte. Las experiencias de quienes nos precedieron, de nuestros ¿poetas muertos?, te ayudan a caminar por la vida. 

La sociedad de hoy somos nosotros, los ¿poetas vivos? No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas. 
 

domingo, 19 de mayo de 2019

Anne Carson
La autora canadiense Anne Carson (Toronto, 1950) es una de las poetas más importantes de las letras anglosajonas. Hace unas semanas Eduardo Lago hacía en el suplemento Babelia un magnífico retrato de la poeta y de cómo el griego se cruzó en su vida a los quince años y marcó su trayectoria vital para siempre. De hecho Anne Carson es profesora de griego en la universidad de Michigan. Además de las referencias al mundo antiguo en su obra tienen cabida el cine, la filosofía, la pintura y el humanismo en general. En nuestro poema de la semana la autora nos enfrenta a nosotros mismos sin rodeos y con una valentía inapelable. La traducción es del poeta venezolano Luis Moreno Villamediana.


                                                           Could 1

If you are not the free person you want to be you must find a place to tell the truth about that. To tell how things go for you. Candor is like a skein being produced inside the belly day after day, it has to get itself woven out somewhere. You could whisper down a well. You could write a letter and keep it in a drawer. You could inscribe a curse on a ribbon of lead and bury it in the ground to lie unread for thousands of years. The point is not to find a reader, the point is the telling itself. Consider a person standing alone in a room. The house is silent. She is looking down at a piece of paper. Nothing else exists. All her veins go down into this paper. She takes her pen and writes on it some marks no one else will ever see, she bestows on it a kind of surplus, she tops it off with a gesture as private and accurate as her own name.

 

                                                          Podrías 1

Si no eres la persona libre que quieres ser, busca un lugar donde puedas contar la verdad sobre ello. Contar cómo te va con todo. La franqueza es como una madeja que se produce a diario en el vientre, tiene que desenrollarse en algún lado. Podrías susurrar de cara a un pozo. Podrías escribir una carta y mantenerla guardada en la gaveta. Podrías escribir una maldición en una cinta de plomo y enterrarla para que nadie la lea por mil años. No se trata de encontrar un lector, se trata de contar. Piensa en una persona de pie, sola en un cuarto. La casa está en silencio. La persona lee un pedazo de papel. No existe nada más. Todas sus venas se pasan al papel. Toma la pluma y escribe en él unos signos que nadie más va a ver, le confiere así como una plusvalía,

y todo lo remata con un gesto

tan privado y preciso como su propio nombre.