Para empezar el año en
Palabra de poeta queremos ofrecer un regalo maravilloso: un poema de Emily Dickinson. La idea surge de la visión de la película
Historia de una pasión ( A quiet passion es su título original) de Terence Davies. La poeta norteamericana (1830-1886) apenas publicó unos cuantos poemas en vida, siempre bajo seudónimo. Vivió recluida en su casa natal de Amherst quince años, los últimos sin salir de su habitación. Después de su muerte su hermana descubrió numerosos manuscritos con poemas que fue publicando poco a poco. Ese misterio de su reclusión se traslada a su poesía, de sintaxis a veces complicada, pero de naturaleza mística y sensual al mismo tiempo.
If I can stop
one heart from breaking,
I shall not live
in vain;
if I can ease
one life
the aching,
or cool one
pain,
or help one
fainting robin
unto his nest
again,
I shall not live
in vain.
Si logro salvar un corazón de romperse,
no viviré en vano;
si logro borrar de una vida el dolor,
o enfriar una herida
o ayudar a un esfumado petirrojo
a regresar a su nido de nuevo,
no viviré en vano.
Hermoso poema. Menos mal que nadie vive en vano, tampoco ella pese a su reclusión.
ResponderEliminarSaludos.
Es cierto. Su obra perdurará gracias a su autenticidad
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