Estrellas y poesía
Una de las noticias más importantes de la semana pasada y de la investigación científica de este siglo fue la imagen captada del agujero negro del centro de nuestra galaxia. En la última edición del festival Marpoética tuve la suerte de escuchar al poeta Carlos Briones, que es también investigador del CSIC en el centro de astrobiología asociado a la NASA, reflexionar sobre la vida en otras galaxias y formular una frase que me quedó grabada "morimos porque estamos vivos". El poema de la semana está dedicado a la sonda espacial Philae, que no pudo aterrizar en un cometa, pero que después de un largo tiempo de silencio volvió a emitir información sobre nuestro universo.
Philae
Eres
lo que soñaban
los
primates que alzaron la cabeza
para
mirar el cielo,
el
fruto de su sed, de sus preguntas.
Encontraste
la roca perseguida,
ese
núcleo desnudo
del
cometa:
sobre
el fondo sin nombre del espacio
un
perfil desgarrado recortándose
como
un grito en la noche.
Has
dudado al tocar su piel primera
las
huellas de aquel tiempo detenido
que
atesora la luz de la memoria.
Tras
diez años de frío y de silencio,
a
quinientos millones de kilómetros
llegas
para
decirnos
lo que somos.
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