Roberto Juarroz
El poeta argentino Roberto Juarroz consigue en nuestro poema de la semana identificar algo tan tangible como una casa con la existencia humana. Poesía despojada de todo lo que no es esencial donde encontramos como dice el propio poeta que el poema puede "abolir en un acto de amor la distancia entre el hombre y los objetos, entre el hombre y la naturaleza, entre el hombre y el hombre y entre el hombre y la muerte".
La casa del hombre
Hay que remodelar la casa del
hombre,
podarla como se poda un árbol
e introducir en su material
más sensible
el delicado injerto de la
vida,
para que la casa crezca con el
hombre
y también se empequeñezca con
él.
Hay que humanizar la casa del
hombre
y retrasar además su destino
de ruinas
o de asolada por los bárbaros
que siempre la circundan,
enseñándole para eso a
respirar con el hombre
y hasta vivir y morir con él.
O prepararla por lo menos
para que cuando el hombre se
caiga
o escape o se evapore,
la casa del hombre conserve
por un tiempo
algo así como el duplicado de
su imagen,
una transubstanciación o
reminiscencia
de su corta memoria,
hasta entregarla, mejor que
otros hombres,
o la publicidad subliminal
de los vientos anónimos del
mundo.