domingo, 24 de octubre de 2021

Hogares

Asistimos estos días entre fascinados y sobrecogidos a la erupción del volcán de la isla de La Palma: la naturaleza en estado puro, situando a los humanos en nuestro lugar. Son muchas las personas que lo han perdido todo y ese terrible pesar no nos puede dejar indiferentes. Por eso, cuando me crucé casualmente con este poema de Cristina Angélica, una joven poeta nacida en Caracas, residente en Málaga, inmediatamente me vino la imagen de la lava del Cumbre Vieja tragándose las esperanzas y los esfuerzos de muchos palmeros. Aunque la autora concibió su poema por su infancia errante en la que las mudanzas eran constantes, su lectura  nos acerca la realidad de los sueños rotos, ya sea por un desahucio, una migración o la lava de un volcán.

 

Propietarios

Porque no poseemos nada,

ni siquiera la vaga sombra del futuro

FRANCISCA AGUIRRE

 

Me pregunto lo que supone tener una casa propia, heredada o comprada, pero propia.

Una casa que nunca has visto vacía,

llena de cuadros y algún que otro álbum monótono

en donde las fotos no varían de escenario.

 

Una casa que vaya cambiando con los tiempos,

en la que ya no haya lámparas de araña y ahora las bombillas sean de bajo consumo.

Una casa amplia, familiar, de todos.

 

Me pregunto si alguna vez alguien

imaginó su casa vacía, muda.

Paredes que ya no le pertenecen a nadie,

losas que no darán más bienvenidas

y puertas que no volverán a abrirse.

 

Me imagino si alguna vez

alguien imaginó su herencia,

un folio en blanco

en dónde no es dueño de nada,

en dónde ni siquiera figura su nombre.

 

La única herencia que me queda

son un montón de fotos, en casas distintas,

como si fueran de otras épocas,

de familias diferentes

que solo se parecen a nosotros.



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