domingo, 9 de mayo de 2021

José Manuel Caballero Bonald, in memoriam

La Parca funesta, que este año está siendo muy voraz con los poetas, se ha llevado hoy a José Manuel Caballero Bonald. Su figura de caballero de fina ironía emerge en mi memoria de un mayo de hace ya muchos años en Granada. Su poesía comprometida con la vida y la búsqueda de la palabra perfecta y su propio territorio, la Argónida, nos quedarán para siempre en la memoria.

                     Summa vitae

De todo lo que amé en días inconstantes

ya sólo van quedando

rastros,

   marañas,

                                    conjeturas,

pistas dudosas, vagas informaciones:

por ejemplo, la lluvia en la lucerna

de un cuarto triste de París,

la sombra rosa de los flamboyanes

engalanando a franjas la casa familiar de Camagüey,

aquellos taciturnos rastros de Babilonia

junto a los barrizales suntuosos del Éufrates,

un arcaico crepúsculo en las Islas Galápagos,

los prolijos fantasmas

de un memorable lupanar de Cádiz,

una mañana sin errores

ante la tumba de Ibn`Arabi en un suburbio de Damasco,

el cuerpo de Manuela tendido entre los juncos de Doñana,

aquél café de Bogotá

donde iba a menudo con amigos que han muerto,

la gimiente tirantez del velamen

en la bordada previa a aquel primer naufragio...

Cosas así de simples y soberbias.

Pero de todo eso

 ¿qué me importa

evocar, preservar después de tan volubles

comparecencias del olvido?

Nada sino una sombra

cruzándose en la noche con mi sombra.




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