domingo, 30 de mayo de 2021

Dante Gabriel Rossetti

Entre los placeres que vamos recuperando poco a poco está la vuelta a las salas de cine. Hace unas semanas el área de cine del Ayuntamiento de Marbella programó "Hope Gap" de William Nicholson, en la que este poema de Rossetti se escucha varias veces en la hermosa voz de Annette Bening. La poesía es un personaje más de la película y, en especial el primer verso del poema, que se repite como un mantra,  refleja el poder de encarnar los sentimientos de los protagonistas.

Sudden Light   

 

          I have been here before,

              But when or how I cannot tell:

          I know the grass beyond the door,

              The sweet keen smell,

    The sighing sound, the lights around the shore.

          You have been mine before,—

              How long ago I may not know:

          But just when at that swallow's soar

              Your neck turned so,

    Some veil did fall,—I knew it all of yore.

          Has this been thus before?

              And shall not thus time's eddying flight

          Still with our lives our love restore

              In death's despite,

    And day and night yield one delight once more?

 

 Then, now,—perchance again! . . . .

              O round mine eyes your tresses shake!

          Shall we not lie as we have lain

              Thus for Love's sake,

    And sleep, and wake, yet never break the chain?

 

 

Luz repentina

 

Yo estuve aquí antes,

pero no puedo decir ni cuándo ni cómo:

conozco el prado del otro lado de la puerta,

el aroma dulce e intenso,

el sonido susurrante, las luces a lo largo de la costa.

Has sido mía antes −

No puedo saber hace cuánto:

Pero hace un momento cuando remontó vuelo esa golondrina

y giraste tu cuello de esa forma,

cayó algún velo − lo supe todo, lo reconocí.

¿Ha sido esto antes así?

¿Y entonces no será que el vuelo arremolinado del tiempo

restaura con nuestras vidas nuestro amor

a pesar de la muerte,

y el día y la noche nos dan este deleite una vez más?

 

Entonces, ahora − ¡por ventura otra vez!...

¡Alrededor de mis ojos tiembla tu pelo!

¿No volveremos a estar como estamos ahora, acostados

y así, en nombre del amor,

dormir, y despertar, y no romper nunca la cadena?

 

                                   Versión de Inés Garland

 



domingo, 23 de mayo de 2021

Francisco Brines, in memoriam

Otra semana negra para la poesía. A la esperada noticia de la muerte de Francisco Brines se ha unido la pérdida del músico y poeta Franco Battiato. Hace unas semanas, con motivo del Día del Libro, seleccionábamos un poema de tradición clásica de Francisco Brines. Hoy es un canto de despedida lleno de serenidad perteneciente a su libro La última costa. Ese adiós sin amargura del poema es una lección de amor a la existencia hasta el último aliento.



                      Última declaración de amor

 

   Oh Vida,

que todo me lo has dado.

Ahora ya sé, que siendo esto verdad,

nada me has dado.

Mas déjame mirarte aún con amor,

aunque no tenga ya deseos de abrazarte.

Y aunque sepas que yo no te abandono

puedes tú abandonarme.




domingo, 16 de mayo de 2021

Alejandro Simón Partal

El joven poeta Alejandro Simón Partal, que colabora habitualmente en los programas relacionados con la poesía de los ayuntamientos de Estepona y Marbella, aboga en este poema por la sencillez de los gestos cotidianos que nos sitúan en el mundo. Humanos, ni dioses ni dueños del universo, en esa condición es donde creamos el espacio para encontrarnos.

   Resistencia y Sumisión

No es el amanecer otra cosa

que un intento terrestre

hacia lo divino,

como lo es la fruta madura en el árbol

o las sábanas blancas tendidas

en un prado abierto.

 

Poco dura ese momento

en el que los animales gimen

y algunas personas reaccionan

y cuidan la tierra o recogen el fruto.

 

No pretende más

que recordarnos nuestra condición

de seres pequeños o necesitados,

de hermanos que algunas mañanas,

muy temprano, salen humildes

y se encuentran.



 


domingo, 9 de mayo de 2021

José Manuel Caballero Bonald, in memoriam

La Parca funesta, que este año está siendo muy voraz con los poetas, se ha llevado hoy a José Manuel Caballero Bonald. Su figura de caballero de fina ironía emerge en mi memoria de un mayo de hace ya muchos años en Granada. Su poesía comprometida con la vida y la búsqueda de la palabra perfecta y su propio territorio, la Argónida, nos quedarán para siempre en la memoria.

                     Summa vitae

De todo lo que amé en días inconstantes

ya sólo van quedando

rastros,

   marañas,

                                    conjeturas,

pistas dudosas, vagas informaciones:

por ejemplo, la lluvia en la lucerna

de un cuarto triste de París,

la sombra rosa de los flamboyanes

engalanando a franjas la casa familiar de Camagüey,

aquellos taciturnos rastros de Babilonia

junto a los barrizales suntuosos del Éufrates,

un arcaico crepúsculo en las Islas Galápagos,

los prolijos fantasmas

de un memorable lupanar de Cádiz,

una mañana sin errores

ante la tumba de Ibn`Arabi en un suburbio de Damasco,

el cuerpo de Manuela tendido entre los juncos de Doñana,

aquél café de Bogotá

donde iba a menudo con amigos que han muerto,

la gimiente tirantez del velamen

en la bordada previa a aquel primer naufragio...

Cosas así de simples y soberbias.

Pero de todo eso

 ¿qué me importa

evocar, preservar después de tan volubles

comparecencias del olvido?

Nada sino una sombra

cruzándose en la noche con mi sombra.




domingo, 2 de mayo de 2021

Mário Dionísio

Ayer fue el Día del Trabajo y de nuevo se llenaron las calles de trabajadores protestando por las penosas condiciones laborales que había antes de la pandemia y que la enfermedad ha agravado más aún. Hemos recordado un poema del poeta y pintor portugués Mário Dionísio, perteneciente al grupo de poetas Novo Cancioneiro, que lleva la creación poética a las calles y reivindica una vida digna para todos. La ilustración que acompaña el poema es un cuadro del poeta titulado Mulher à mesa.

 

ARTE POÉTICA

 

La poesía no está en las ojeras inmorales de Ofelia

ni en el jardín de lilas.

La poesía está en la vida.

En las inmensas arterias llenas de gente en todas direcciones,

en los constantes ascensores,

en la cola de rápidos automóviles, de todas las formas y todos los colores,

en las máquinas de la fábrica

y en los obreros de la fábrica

y en el humo de la fábrica.

La poesía está en el grito del chaval que pregona diarios,

en el vaivén de millones de personas hablando, riendo o maldiciendo.

Está en la risa de la rubia del estanco,

vendiendo un paquete de tabaco y una caja de cerillas.

Está en los pulmones de acero cortando el espacio y el mar.

La poesía está en la dársena,

en los brazos negros de los cargadores de carbón,

en el beso intercambiado en el minuto entre el trabajo y el almuerzo

—y sólo ese minuto duró.

La poesía está en todo cuanto vive, en todo el movimiento,

en las ruedas de los trenes caminando, caminando, caminando

hacia tierras siempre más allá, lejos,

en las manos sin guantes extendidas hacia senos sin velos,

en la angustia de la vida.

 

La poesía está en la lucha de los hombres,

está en los ojos rasgados abiertos al mañana.

 

                                                                         Traducción de Perfecto E. Cuadrado.