Esta semana queremos compartir con todos nuestros amigos un maravilloso poema de la escritora norteamericana. Los lectores habituales ya la conocen porque es una de nuestras autoras favoritas. En esta ocasión el poema nos sirve para reflexionar sobre el tema de la muerte. Emily Dickinson escribió dos versiones de este poema. La que nosotros traemos esta semana es la última, de 1861. Las poderosas imágenes del poema nos acercan al sueño eterno de aquellos que han muerto e incluso se permite la autora cierta ironía sobre el cristianismo, que en la versión anterior del poema era aún mayor: "¡Cuánta sagacidad yace aquí muerta!"
Safe in their Alabaster Chambers—
Untouched by Morning
And untouched by Noon—
Lie the meek members of the Resurrection—
Rafter of Satin—and Roof of Stone!
Grand go the Years—in the Crescent—above them—
Worlds scoop their Arcs—
And Firmaments—row—
Diadems—drop—and Doges—surrender—
Soundless as dots—on a Disc of Snow—
A salvo en sus Cámaras de
Alabastro,
Insensibles al amanecer y al mediodía,
Duermen los mansos miembros de la Resurrección,
Vigas de raso, y techos de piedra.
Solemnes pasan los años, crecientes,
Sobre ellos los mundos recogen sus arcos -y los firmamentos reman-
Se arrojan diademas y se rinden los sabuesos
Tácitos como puntos -sobre un Disco de nieve-.
Insensibles al amanecer y al mediodía,
Duermen los mansos miembros de la Resurrección,
Vigas de raso, y techos de piedra.
Solemnes pasan los años, crecientes,
Sobre ellos los mundos recogen sus arcos -y los firmamentos reman-
Se arrojan diademas y se rinden los sabuesos
Tácitos como puntos -sobre un Disco de nieve-.
Bellísimo don el de la poesía, aquí no son necesarias las flores, las palabras no tienen fecha de caducidad.
ResponderEliminarMuy de acuerdo con lo que comentas. Sensibilidad y emoción en estado puro
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