domingo, 12 de abril de 2020

T. S. Eliot
Hay un verso de T.S. Eliot que se escucha mucho estos días "Abril es el mes más cruel". Pertenece a La tierra baldía, uno de los libros claves en la poesía del siglo XX. La obra de Eliot (1888-1965) no es tanto una crítica al mundo contemporáneo alejado de la naturaleza como un lamento por la vida que se nos escapa. El poema es demasiado largo para un blog, pero hemos escogido otro que también reflexiona sobre la fugacidad de nuestra existencia. La traducción es de Jorge Luis Borges.


                El primer coro de la roca

Se cierne el águila en la cumbre del cielo,
el cazador y la jauría cumplen su círculo.
¡Oh revolución incesante de configuradas estrellas!
¡Oh perpetuo recurso de estaciones determinadas!
¡Oh mundo del estío y del otoño, de muerte y nacimiento!
El infinito ciclo de las ideas y de los actos,
infinita invención, experimento infinito,
trae conocimiento de la movilidad, pero no de la quietud;
conocimiento del habla, pero no del silencio;
conocimiento de las palabras e ignorancia de la palabra.
Todo nuestro conocimiento nos acerca a nuestra ignorancia,
toda nuestra ignorancia nos acerca a la muerte,
pero la cercanía de la muerte no nos acerca a Dios.
¿Dónde está la vida que hemos perdido en vivir?
¿Dónde está la sabiduría que hemos perdido en conocimiento?
¿Dónde el conocimiento que hemos perdido en información?
Los ciclos celestiales en veinte siglos
nos apartan de Dios y nos aproximan al polvo.


 

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