El poeta argentino Roberto Juarroz (1925-1995) fue traductor, profesor universitario y crítico literario. Abandonó el país con la llegada de Perón al poder. A su vuelta fue elegido miembro de la Academia Argentina de las Letras. Su obra, publicada bajo el título de Poesía vertical, es un ejemplo de búsqueda del absoluto real, "la vida no fosilizada o desfosilizada del lenguaje". Nuestro poema de la semana ahonda en la fragilidad de la existencia humana si el corazón no llena nuestra vida.
Hay
corazones sin dueño...
Hay corazones sin dueño,
que no tuvieron nunca la
oportunidad
de regir como un péndulo casi
atroz
el laborioso espasmo de la
carne.
Hay corazones de repuesto,
que esperan sabiamente
o por quién sabe qué mandato
el momento de asumir su
locura.
Hay corazones sobrantes
que se descuelgan como puños
de contrabando
desde la permanente anomalía
de ser un corazón.
Y hay también un corazón
perdido,
una campana de silencio,
que nadie sin embargo ha
encontrado
entre todas las cosas perdidas
de la tierra.
Pero todo corazón es un
testigo
y una segura prueba
de que la vida es una escala
inadecuada
para trazar el mapa de la
vida.
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