domingo, 6 de octubre de 2019


Rafael Juárez, in memoriam

Me llega por boca de una amiga la triste noticia de la muerte del poeta Rafael Juárez a finales de septiembre. Y vuelven a mi memoria aquellos primeros ochenta en los que una estudiante de clásicas encontraba siempre en la librería Al-Ándalus, que él había fundado junto con Pepe Martín Vayas, todos los libros que necesitaba y algunos más. Además de librero fue editor y director de la Fundación Francisco Ayala. Pero sobre todo fue un hombre discreto que renunció a honores que tenía más que merecidos y amigo de sus amigos. Uno de ellos, Andrés Soria, recordaba ayer en los obituarios de El país la singularidad de sus recitales de poesía, de memoria,  con toda la intensidad que poseen aquellos que tienen aura.

De su libro La herida reproducimos aquí como humilde homenaje  uno de sus sonetos de corte clásico.
 

Abrir los ojos para ver la nada.

Cerrar la mano para asir vacío.

Buscar un cuerpo y alcanzar un río.

Encender luces en la madrugada.

 

Olvidar una historia no iniciada.

Recordar el color del extravío.

Idear un deseo puro y frío.

Soñar otra mañana, otra mirada.

 

Hablar con quien nos oye si callamos.

Abrir los ojos para vernos mudos.

Sentir la ausencia que nos deja vivos.

 

Andar, aunque es de noche, y no sepamos.

Vestirnos con la luz de los desnudos.

Vivir eternamente fugitivos.
 

 

 

2 comentarios:

  1. A su memoria, otro de sus poemas:
    "Oculto como Borges o entregado
    como Lorca, cada hombre tiene dos
    maneras de vivir enamorado:
    yo he vivido perdido entre las dos.
    Silencioso en la línea de Machado
    y elocuente en la lengua de Neruda,
    ni he dicho lo que pude ni he callado:
    para cada pasión tuve una duda"

    Descanse en paz entre liras y cuartetos, entre libros aún por editar.

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  2. Magnífico homenaje. Muchas gracias como siempre

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