Rafael
Juárez, in memoriam
Me llega por boca de una amiga la triste noticia de la
muerte del poeta Rafael Juárez a finales de septiembre. Y vuelven a mi memoria
aquellos primeros ochenta en los que una estudiante de clásicas encontraba
siempre en la librería Al-Ándalus, que él había fundado junto con Pepe Martín
Vayas, todos los libros que necesitaba y algunos más. Además de librero fue
editor y director de la Fundación Francisco Ayala. Pero sobre todo fue un
hombre discreto que renunció a honores que tenía más que merecidos y amigo de
sus amigos. Uno de ellos, Andrés Soria, recordaba ayer en los obituarios de El país la singularidad de sus recitales
de poesía, de memoria, con toda la
intensidad que poseen aquellos que tienen aura.
De su libro La herida
reproducimos aquí como humilde homenaje uno de sus sonetos de corte clásico.
Abrir los ojos para ver la
nada.
Cerrar la mano para asir
vacío.
Buscar un cuerpo y alcanzar un
río.
Encender luces en la
madrugada.
Olvidar una historia no
iniciada.
Recordar el color del
extravío.
Idear un deseo puro y frío.
Soñar otra mañana, otra
mirada.
Hablar con quien nos oye si
callamos.
Abrir los ojos para vernos
mudos.
Sentir la ausencia que nos
deja vivos.
Andar, aunque es de noche, y
no sepamos.
Vestirnos con la luz de los
desnudos.
Vivir eternamente fugitivos.
A su memoria, otro de sus poemas:
ResponderEliminar"Oculto como Borges o entregado
como Lorca, cada hombre tiene dos
maneras de vivir enamorado:
yo he vivido perdido entre las dos.
Silencioso en la línea de Machado
y elocuente en la lengua de Neruda,
ni he dicho lo que pude ni he callado:
para cada pasión tuve una duda"
Descanse en paz entre liras y cuartetos, entre libros aún por editar.
Magnífico homenaje. Muchas gracias como siempre
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