El poeta Javier Almuzara (Oviedo, 1969) se encuadra en la tradición clásica que nos lleva de Horacio hasta Antonio Machado. Sus propias palabras así lo indican: “Creo que todo poema debería ser preciso, esencial, rotundo y breve; es decir, en una palabra, memorable”. Esa es la filosofía que está detrás de nuestro poema de la semana, un soneto que parece un epitafio escrito en un mármol antiguo.
Señas de identidad
Prefiero la alusión al testimonio,
el íntimo dolor al escenario.
Y, aunque mi estilo finja lo contrario,
gustándome Manuel yo soy de Antonio.
Admiro el verso exacto que perdura
porque está bien pensado. Queda claro
que no aspiro al misterio sino al raro
dominio de la luz y de la hondura.
Quisiera dejar fiel memoria mía
diciendo altas verdades que no sé
si en voz baja desmiente la ironía.
Así queda grabado en cuanto escribo
lo que fui, lo que soy, lo que seré.
Por no morir del todo me desvivo.
Prefiero la alusión al testimonio,
el íntimo dolor al escenario.
Y, aunque mi estilo finja lo contrario,
gustándome Manuel yo soy de Antonio.
Admiro el verso exacto que perdura
porque está bien pensado. Queda claro
que no aspiro al misterio sino al raro
dominio de la luz y de la hondura.
Quisiera dejar fiel memoria mía
diciendo altas verdades que no sé
si en voz baja desmiente la ironía.
Así queda grabado en cuanto escribo
lo que fui, lo que soy, lo que seré.
Por no morir del todo me desvivo.
Qué hermoso poema. Descubrir unas veces, redescubrir otras, nos lleva a este sendero donde los poetas siembran de palabras coherentes el sentimiento de la existencia. Gracias.
ResponderEliminarMuchas gracias por seguirnos tan fielmente
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