domingo, 4 de junio de 2017

Elizabeth Bishop
La poeta norteamericana Elizabeth Bishop (1911-1979) es una figura difícil de clasificar en el ámbito de la poesía de su país. Pasó buena parte de su infancia en distintos lugares y eso provocó en ella un sentimiento de desarraigo que la llevó a abandonar Nueva York y recalar en Brasil, donde pasó más de catorce años y desarrolló su universo poético. En la poesía de Elizabeth Bishop encontramos el mundo cotidiano percibido sin sentimentalismo, descrito con sobriedad, pero al mismo tiempo iluminado desde una perspectiva que ahonda en los sentimientos. Es lo que ocurre con el poema que proponemos esta semana: empieza con pequeñas pérdidas para terminar con la desolación que supone saber  que vivir es el arte de aprender a perder.

                     ONE ART

The art of losing isn’t hard to master;
so many things seem filled with the intent
to be lost that their loss is no disaster.

Lose something every day. Accept the fluster
of lost door keys, the hour badly spent.
The art of losing isn’t hard to master.

Then practice losing farther, losing faster:
places, and names, and where it was you meant
to travel. None of these will bring disaster.

I lost my mother’s watch. And look! my last, or
next-to-last, of three loved houses went.
The art of losing isn’t hard to master.

I lost two cities, lovely ones. And, vaster,
some realms I owned, two rivers, a continent.
I miss them, but it wasn’t a disaster.

– Even losing you (the joking voice, a gesture
I love) I shan’t have lied. It’s evident
the art of losing’s not too hard to master
though it may look like (Write it!) like disaster

 

Un arte

El arte de perder se domina fácilmente;
tantas cosas parecen decididas a extraviarse
que su pérdida no es ningún desastre.

Pierde algo cada día. Acepta la angustia
de las llaves perdidas, de las horas derrochadas en vano.
El arte de perder se domina fácilmente.

Después entrénate en perder más lejos, en perder más rápido:
lugares y nombres, los sitios a los que pensabas viajar.
Ninguna de esas pérdidas ocasionará el desastre.

Perdí el reloj de mi madre. Y mira, se me fue
la última o la penúltima de mis tres casas amadas.
El arte de perder se domina fácilmente.

Perdí dos ciudades, dos hermosas ciudades. Y aún más:
algunos reinos que tenía, dos ríos, un continente.
Los extraño, pero no fue un desastre.

Incluso al perderte (la voz bromista, el gesto
que amo) no habré mentido. Es indudable
que el arte de perder se domina fácilmente,
así parezca (¡escríbelo!) un desastre.

 

2 comentarios:

  1. Desde esa perspectiva que te da el hecho de haber viajado mucho, de conseguir éxito en la vida, de tener todo lo que quieres...el hecho de saber perder te lo da la experiencia de no haberte sentido satisfecha con lo que tenías. Bishop en apariencia debió tenerlo todo pero no era así. Entiendo que hasta donde llegó, no era lo que quería puesto que al mirar hacia atrás nada parecía ser salvaguardado.
    No solo haces que nos deleitemos con estos tipos de poesía sino que aprendamos un nuevo poeta en este amplio abanico del arte de las palabras. Gracias.

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  2. Nos alegra saber que sigues puntualmente nuestro blog y además vas más allá. Muchas gracias

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