Jubilosas vacaciones
Han ido pasando las semanas, una tras otra, y finalmente ha llegado la última. La última de este curso y la última en la que yo me haré cargo de esta sección, porque para mí estas vacaciones son el tránsito a otro estado. El verbo latino iubilo significa "alegrarse" y esa alegría es la que espero que acompañe tanto mi despedida como mi futuro próximo. Han sido muchos años al frente de la sección "Palabra de poeta", que, aún hoy, sigue en papel al lado de la puerta de la biblioteca y en un rincón de la sala de profesores. Después la sección pasó a las redes sociales (mil gracias, Manoli, por tu dedicación), donde seguramente tiene más difusión. Pero hoy se cierra una etapa. Como siempre el último poema del curso, al igual que el primero, lo firma Jaime Gil de Biedma. He estado meditando mucho cuál elegir y al final me he decidido por Amistad a lo largo, aunque ya lo había utilizado antes. Para mí está asociado a esos amigos que los largos años de poesía semanal han unido más aún de lo que ya estábamos antes: Andrea, mi maestra, los amigos del Salduba que todavía hoy continúan la tradición, Antonio Maldonado, seguidor durante mucho tiempo y mi hermana, que siempre ha leído el poema. Pero además es una hermosa despedida para los amigos que dejo en Guadalpín y los alumnos que vuelan buscando su camino.
Amistad
a lo largo
Pasan lentos los días
y muchas veces estuvimos solos.
Pero luego hay momentos felices
para dejarse ser en amistad.
Mirad:
somos nosotros.
Un destino condujo diestramente
las horas, y brotó la compañía.
Llegaban noches. Al amor de ellas
nosotros encendíamos palabras,
las palabras que luego abandonamos
para subir a más:
empezamos a ser los compañeros
que se conocen
por encima de la voz o de la seña.
Ahora sí. Pueden alzarse
las gentiles palabras
-ésas que ya no dicen cosas-,
flotar ligeramente sobre el aire;
porque estamos nosotros enzarzados
en mundo, sarmentosos
de historia acumulada,
y está la compañía que formamos plena,
frondosa de presencias.
Detrás de cada uno
vela su casa, el campo, la distancia.
Pero callad.
Quiero deciros algo.
Sólo quiero deciros que estamos todos juntos.
A veces, al hablar, alguno olvida
su brazo sobre el mío,
y yo aunque esté callado doy las gracias,
porque hay paz en los cuerpos y en nosotros.
Quiero deciros cómo trajimos
nuestras vidas aquí, para contarlas.
Largamente, los unos con los otros
en el rincón hablamos, tantos meses!
que nos sabemos bien, y en el recuerdo
el júbilo es igual a la tristeza.
Para nosotros el dolor es tierno.
Ay el tiempo! Ya todo se comprende.