Nuevo curso
Se abre el horizonte de un nuevo curso, de nuevo en una situación de pandemia, y continuamos con nuestras tradiciones: abrimos como siempre con Jaime Gil de Biedma. En esta ocasión hemos escogido un poema que nos remite a la nostalgia de los veranos de la infancia y del mundo secreto de los adultos.
Ojalá que los senderos de la poesía nos abran un camino luminoso durante este año. ¡Bienvenidos todos de nuevo!
Infancia
y confesiones
A Juan Goytisolo
Cuando yo era más joven
(bueno, en realidad, será mejor decir
muy joven)
algunos años antes
de conocernos y
recién llegado a la ciudad,
a menudo pensaba en la vida.
Mi
familia
era bastante rica y yo estudiante.
Mi infancia eran recuerdos de una casa
con escuela y despensa y llave en el
ropero,
de cuando las familias
acomodadas,
como su nombre indica,
veraneaban infinitamente
en Villa
Estefanía o en La Torre
del
Mirador
y más allá continuaba el mundo
con senderos de grava y cenadores
rústicos, decorado de hortensias
pomposas,
todo ligeramente egoísta y caduco.
Yo nací (perdonadme)
en la edad de la pérgola y el tenis.
La vida, sin embargo, tenía extraños
límites
y lo que es más extraño: una cierta
tendencia
retráctil.
Se contaban historias penosas,
inexplicables sucedidos
dónde no se sabía, caras tristes,
sótanos fríos como templos.
Algo sordo
perduraba a lo lejos
y era posible, lo decían en casa,
quedarse ciego de un escalofrío.
De mi pequeño reino afortunado
me quedó esta costumbre de calor
y una imposible propensión al mito.
Gracias por darnos un año más la bienvenida con un poema de Gil de Biedma. Que el año sea luminoso para todos.
ResponderEliminarTambién para ti. Muchas gracias por tu fidelidad, te debemos tanto...
EliminarHermosa tradición inaugural. Mucha suerte en este curso. Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias por seguirnos año tras año. Mucha suerte también para ti.
Eliminar