Marwan
El cantautor y poeta Marwan es un auténtico fenómeno de masas de la poesía de los tiempos de Internet. Poco a poco se ha ido labrando una obra musical y poética cuya difusión en las redes sociales lo convierten en uno de los autores más leídos de nuestros días, especialmente entre el público joven. La materia de su poesía son las emociones universales que nos implican a todos, expuestas con un lenguaje cercano y sencillo.
Profesiones
Pensando en profesiones
ahora que me cansó la mía,
la de hombre respetable,
la de adulto apagado,
cortado por el mismo patrón
que el resto del rebaño.
Ahora que he visto
que el camino prefabricado de estos
tiempos no es el mío,
debo plantearme qué soy,
qué quiero dar.
¿Poeta de éxito? No. No es suficiente.
Quiero ser un poeta a reacción
que acumule en su libreta cien mil horas
de vuelo
y te lleve de viaje desde el aeropuerto
de una página.
Quiero ser un poeta que cauterice,
el barrendero que te limpie las heridas.
Quiero curarte como tú me curas al leer
lo que transpiro.
Yo quiero ser otra cosa, quiero ser
poema,
un hombre que al leerlo te llene de
confeti.
Otra opción es ser puente,
un cantante que junte las orillas,
el albañil que con el martillo de la
empatía
tire los muros que separan a los
hombres,
ser pala para cavar una zanja
donde enterrar las injusticias.
Pero no, no es suficiente,
quiero cambiar de trabajo,
joder, ¡qué cantautor ni qué poeta!
Quiero ser el perro que despierte a los
ministros,
la lluvia que se lleve los problemas,
libro y vela;
para darte luz
o empujar tu barco hasta puerto,
quiero ser Libertad de Franzen.
¿No lo ves?
No puedo seguir siendo siervo de
siervos,
contador de monedas,
poeta domesticado,
revolucionario de chapa en mi sillón.
No puedo ser alguien que se conforme con
escribir,
quiero reventar el mundo:
con misiles de alegría
con escuadrones de bondad,
fabricando hombres buenos en la escuela.
Quiero ser mujer por lo dicho en el
anterior poema,
las palabras de Mandela.
Mujer será mi oficio,
si es que ser humano puede considerarse
un trabajo.
Quiero ser Saramago
y parar todos los relojes
a la hora en que te conocí.
Quiero ser hospital en Damasco,
la sirena que anuncia que hoy llueven
caramelos en Bagdad.
O algo más sencillo, más humilde.
Ser simplemente eso,
una pieza hermosa de este puzle,
que corrija su porción de mundo,
ser solo eso,
algo sencillo, pero difícil en estos
tiempos:
un tipo en el que puedas confiar.